El patrimonio de Castilla y León

Página dedicada al estado del patrimonio histórico y cultural de Castilla y León

lunes, 15 de enero de 2007

Artículo de opinión

PASARON LAS EDADES ¿Y AHORA QUÉ? *
José Ignacio Martín Benito


La reciente edición de Las Edades del Hombre ha supuesto para Ciudad Rodrigo –no tanto para su comarca- una difusión importante. Seguramente, la mejor campaña publicitaria de las riquezas histórico-artísticas que atesora la ciudad está hecha. Sobre todo si, como es de esperar, los que se acercaron lo cuentan.
Medio millón de visitas a la exposición y, seguramente, un número también muy cercano a la ciudad, no se puede dilapidar en el futuro. Es preciso asegurar las bases de lo que debe ser un arranque del activo turístico de la ciudad y de su comarca. La Fundación “Ciudad Rodrigo” ha puesto su granito de arena, al poner en circulación diez mil guías turísticas, donde el paquete que se propone tiene una nueva dimensión: incorpora, por supuesto, la comarca, pero también la vecina Portugal y buena parte del norte cacereño y del resto de la provincia salmantina.
Vistas así las cosas, el deseo es que Ciudad Rodrigo se convierta en centro receptivo de turistas, sí, pero también el lugar desde donde se pueda acceder a otras propuestas de carácter cultural y paisajístico.
Pero la iniciativa de tan altruista Fundación no es suficiente. Es menester disponer de una política de dinamización turística, desde la Junta de Castilla y León –administración con competencias en la materia- que comience por asentar unas bases firmes.
En materia de turismo cultural, estas bases pasan por una auténtica promoción de los valores históricos y artísticos, actualmente bastante olvidados por parte de la Consejería de Cultura. En el entorno de Ciudad Rodrigo es preciso poner en alza determinados lugares emblemáticos, que contribuyan a crear riqueza. No se entiende, por eso, la inacción o falta de política activa por parte de la Junta en el Fuerte de La Concepción, que debería ser ya, desde hace mucho tiempo, patrimonio exclusivo de todos los ciudadanos de la comunidad. Tampoco se entiende la falta de iniciativa de la Consejería para declarar Bienes de Interés Cultural (BIC) lugares como San Felices de los Gallegos –en la categoría de conjunto histórico-; las iglesias de El Sagrario (Ciudad Rodrigo), Fuenteguinaldo o Robleda –como monumento-; el “Teso de San Francisco” de Ciudad Rodrigo, como sitio histórico, o los dólmenes de la comarca y el castro de “La Plaza”, de Gallegos de Argañán –como zona arqueológica-. Esto, por citar sólo algunos casos.
Además, no se entiende tampoco cómo tan sólo la ciudad tenga declarados 9 BIC y la comarca 8. Este paupérrimo balance, que no se corresponde con la riqueza que atesora la tierra civitatense, sólo se explica por la falta de voluntad política por parte de los responsables de la Junta de Castilla y León. Contra lo que podría pensarse, no es un caso aislado. La Consejería que dirige Silvia Clemente tiene cerca de 200 expedientes paralizados en la región, muchos de ellos desde hace 25 años y se muestra incapaz de resolver su declaración como BIC. Incluso, se muestra cicatera a la hora de iniciar nuevos expedientes. El resultado no es de extrañar: Castilla y León ocupa el furgón de cola de los BIC en España.
Otro problema, y grave, lo constituye la incapacidad de la Junta para destinar más recursos a la conservación y restauración del patrimonio cultural de Castilla y León. La Junta no ha sido capaz de desarrollar todavía el reglamento del uno por ciento cultural, desde que en 2002 se aprobó la Ley de Patrimonio Cultural. Esta iniciativa generaría importantes recursos para la gestión y conservación del patrimonio. De haber tenido ya desarrollado este reglamento, el uno por ciento cultural hubiera supuesto, con arreglo a las inversiones directas para 2006, destinar al patrimonio cultural de la comunidad en torno a los 14 millones de euros.
El patrimonio no debe entenderse como una carga –como lo conciben los actuales responsables de la Junta-, sino como un legado generador de riqueza. La promoción que una tierra como la comarca mirobrigense necesita, más allá de Las Edades del Hombre, debe estar ligada a los valores de su oferta cultural, en donde el patrimonio histórico y artístico constituya uno de sus principales activos. El reconocimiento oficial bajo la categoría de BIC del patrimonio de Ciudad Rodrigo y su comarca es un estímulo más para la oferta turística y, por tanto, para su desarrollo social y económico. Y el uno por ciento cultural, una necesidad en la región.


Fotos: Torre de la catedral de Ciudad Rodrigo; Teso de San Francisco y castillo de San Felices de los Gallegos.

* Artículo publicado el domingo 14 de enero de 2007 en El Adelanto de Salamanca

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